EL CID. 2008

Escultura. El Cid. Mecerreyes

Escultura del Cid Campeador (2008)

Escultura en cemento especial. El Cid. Mecerreyes. Burgos

Está situada a la salida de Mecerreyes, dirección a Covarrubias, en la ruta del «Camino  del Cid».

 El compromiso de Mecerreyes  para realzar la importancia   de  este camino   incluye LA ESTATUA DEDICADA A RODRIGO DÍAZ DE VIVAR  y    UN ALBERGUE, con el fin de  facilitar la acogida de los numerosos grupos que realizan esta ruta.

EL escultor, ÁNGEL GIL , formuló  el  proyecto y realizó la estatua en cemento especial con  estructura de hierro, mediante la técnica de «cemento directo», que consiste en realizar la obra modelando directamente el cemento, sin ningún tipo de negativo.

https://www.caminodelcid.org/servicios/estatua-del-cid-de-mecerreyes-1993224/

http://www.mecerreyes.com/mece/?p=1

http://arte-historia-curiosidades.blogspot.com/2019/01/el-cid-de-mecerreyes.html

https://www.youtube.com/watch?v=2-4BFU0hshc

 

LA ESCULTURA DE MECERREYES: EL SUFRIMIENTO DEL DESTIERRO

Fernando Herrero Rojo

1.- LA PENA DEL DESTIERRO:

Desterrar es un verbo de la lengua española que tiene una gran carga afectiva: consiste en expulsar o hacer abandonar a una persona su país o el lugar donde vive, normalmente por motivos políticos.

En la  edad media el destierro se convirtió en el mayor castigo,  a excepción de la pena capital,   que se aplicaba a ciertos tipos de delitos  o amenazas.  Aunque no  son exactamente iguales, tenía similitudes con el exilio.

La práctica del destierro en la  edad media era un castigo habitual  en  la vida política. El destierro por delitos políticos lo utilizaba  principalmente  la corte regia para corregir abusos, deslealtades y traiciones, convirtiéndose así en un castigo eficaz para mantener el poder de personas o grupos dominantes.

. Las consecuencias más destacables del destierro eran:

  • Abandono del territorio.
  • Quedar excluido de la comunidad y  pérdida del estatus social.
  • Privación  de derechos políticos y exclusión social,  lo cual  suponía  un  efecto  ejemplarizante y  podía ir acompañado de un ritual de exclusión, en el que se aludía al delito y  al motivo de la expulsión.
  • Pérdida de posesiones y heredades.
  • El castigo no solo se aplicaba a la persona sancionada sino que también repercutía en allegados  y  ´
  • La duración del destierro podía ser temporal o para toda la vida.
  • La exención, conmutación o levantamiento temporal del castigo de destierro se suplicaba a la corte de rey o poderoso.

 

2.- LOS DESTIERROS DE RODRIGO DÍAZ DE VIVAR, EL CAMPEADOR.

El análisis de la figura histórica del Cid no debe perder de vista las peculiaridades de su tiempo: esa segunda mitad del siglo XI, tras la caída del Califato de Córdoba, se caracterizaba por la movilidad fronteriza, cierta tensión social y un juego de enfrentamientos y alianzas entre reinos en los que existen  diferencias religiosas.

 La  expresión de las complejidades y matices de aquella época le llevaron a  combatir con frecuencia contra territorios cristianos al servicio de reyes musulmanes (Muqtadir de Zaragoza y al-Mutamid de Sevilla). Estos hechos nos ofrecen  de él una imagen bastante distinta de la literaria.

Rodrigo Díaz de Vivar,  El Campeador,  llegó a sufrir destierro en dos ocasiones:

  • El primero sucedió  en 1081,  nueve años después del supuesto juramento, base del destierro que narra el romance, como  castigo a una extemporánea acción saqueadora del Cid en la taifa de Toledo, que pagaba parias al rey castellano.

       El Cid se reconcilió con el monarca en 1086, tras la toma de Toledo.

Alfonso VI  condonó la pena de destierro  a Rodrigo ante la necesidad que tenía de   su ayuda para enfrentarse al nuevo poder de origen norteafricano: los almorávides. El rey  le encomienda la defensa de sus intereses en el levante; pero la buena relación entre ambos duró poco.

  • El segundo tuvo lugar tres años después, en 1089: fue de nuevo desterrado por no haber acudido a defender el castillo de Aledo, en Murcia. A  partir de este segundo destierro  El Cid no sólo rompe el vasallaje con Castilla  sino que  comenzó a actuar como un caudillo independiente.

En 1094 ocupó Valencia frente a los almorávides y allí murió en 1099.

 

Aunque no aparecen claros los motivos de los  destierros  lo que sí es cierto es que fue desterrado.

3.-LA ESCULTURA DE MECERREYES: EL DOLOR DEL DESTIERRO         

La escultura no es un canto al glorioso campeador sino al ser humano castigado con la expulsión y extrañamiento de Castilla. No importa a qué destierro se refiere. Importa el sufrimiento del desterrado  por el desgarro psíquico que le produce.

En la escultura aparece la figura de Rodrígo Díaz de Vivar, El Campeador,  solitario, enhiesto  y con aspecto adusto. Vestido con ropas humildes y  austeras. Equipado con  un escudo y una lanza,  a los que sujetan unas manos  rudas y fuertes, curtidas en su manejo: ligero de equipaje para un batallador.

 Solamente una ligera referencia a su pasado guerrero en la inscripción del escudo que contrasta con la inacción bélica y pausa del momento:

Embrazan los escudos  /  ante sus corazones,

enristran las lanzas  /  envueltos los pendones,

inclinaron las caras  /  encima de los arzones.

Íbanlos a atacar  /  con fuertes corazones.

A grandes voces llama  /  el que en buena hora nació:

¡Atacadlos, caballeros,  /  por amor del Creador!

¡Yo soy Ruy Díaz de Vivar,  /  el Cid Campeador!

 No hay signos de ostentación   ni ensalzamiento de las glorias militares pasadas , conseguidas  en tantas batallas  ( batalla de Graus (1063), de Llantada (1068), de Golpejera (1072), de Cabra,(1079),  de Tévar (1090), de Cuarte (1094),  de Bairén (1097)…) que le han hecho merecedor del nombre de  CAMPEADOR  y  le han encumbrado hasta  compararle como estratega militar  con  Fernando III y Almanzor.

Su rostro,  serio y sobrio, refleja la  contención del sufrimiento, la fortaleza de  carácter  y la determinación mostrada en sus  grandes hazañas bélicas.

HACE UN ALTO EN SU CAMINO.  SE GIRA Y MIRA HACIA BURGOS.

Escultura en cemento especial. El Cid. Mecerreyes. Burgos. Detalle cabeza

Envía con el gesto un adiós   doloroso,  como  última despedida, antes de continuar el camino del destierro  y abandonar  Castilla, cumpliendo  la orden real.

El sufrimiento  de Rodrigo por la partida hacia el destierro nos lo muestra el Cantar en sus primeros  versos:

(DE LOS SOS OJOS TAN FUERTEMIENTRE LLORANDO,

TORNAVA LA CABEÇA E ESTÁVALOS CATANDO.)

[Cantar de Mio Cid (vv. 1–5)6]18

 

Y en otros versos añade refiriéndose al dolor de la despedida y comienzo del camino del destierro:

 

“…Llorando de los ojos con un dolor tan grande,
así se separan como la uña de la carne.”

En los ojos de la estatua no hay lágrimas;  hay dolor:

“…hay ojos que lloran -con llanto de pena,
UNOS HACIA ADENTRO -otros hacia fuera”. (
Unamuno)

Hay miradas que a uno le hacen mejor porque en cada mirada  se ve el mundo de otra manera.

Es un monumento que pretende hacernos empáticos con el dolor  del Campeador como persona desterrada.

¡Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, nos permíte  entrar en sus ojos para ver lo que él ve, piensa  y mira: el dolor que le acompaña al abandonar Castilla!

Seguramente en esa mirada  están  presentes  la  soledad, la nostalgia, la  melancolía, , otros padecimientos, el temor al desarraigo, las inciertas aventuras vitales, dolor,  deseo de retornar y,  sobre todo, muy viva, la  esperanza del retorno.

 Su camino de destierro tuvo ida pero no vuelta: El Cid, nunca retornó en vida a Castilla.

Murió en Valencia  el 10 de julio de 1099.  Jimena, su esposa,  heredera del reino de Valencia, en 1102, decide abandonar la plaza, de común acuerdo con  Alfonso VI. Llevan  consigo  el cadáver de Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, hasta Burgos,  para enterrarlo  en el monasterio de San Pedro de Cardeña. Así fue su retorno.

.4.- EL DESTIERRO Y  LOS SENTIMIENTOS DE ALGUNOS   DESTERRADOS EN LA LITERATURA.

Los sentimientos se reflejan mejor en la literatura que en los documentos históricos. Hay un claro contraste entre la narrativa del Cantar que nos presenta   un vasallo leal y sensato, que parece complacerse en humillar al monarca y que  abandona su solar natal de Vivar con nutrida compañía nobiliaria e inicia su destierro cazando,  como si expresara un cierto desdén hacia la orden del rey:

Por una ribera arriba

al Cid van acompañando;

acompañándolo iban

mientras él iba cazando.

 

Contrasta con  la descripción cuando abandona Vivar,  camino del destierro:  nos describe a Vivar  como un lugar desamparado, vacío, triste, abandonado, inhabitable  consecuencia de la ira regia sobre el desterrado y de la pérdida del honor de Rodrigo. Esta situación de desamparo también se  transfiere a los protegidos de don Rodrigo.

El poeta Manuel Machado nos proporciona una visión  más cercana  y realista a la historia del personaje, en  una composición sobre el destierro del Cid,  titulada  Castilla:

El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana
,
al destierro, con doce de los suyos
polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga.

La vivencia del destierro en la creación literaria se encuentra probada en el siglo xv en las siguientes estrofas de un poema,  incluido en el cancionero de Baena (siglo XV) que tiene por título “Proçeso que ovieron en uno la Dolençia, la Vejez, el Destierro e la Proveza” :

XV

E dixo Destierro: “Mi cuyta, señor,

mayor es que d’estas, sy fuere entendido,

ca yo fago al omne bevir con dolor

en tierras estrañas do non es conosçido

e bive alongado de donde es nasçido

solo, muy triste, con grant maldiçion,

por lo qual biene desesperaçion

está en muy poco de seer paresçido

 

XVI

Por no conoscer nin aver parientes

el qu’es desterrado en tierra agena

doquier que llega le paran bien mientres

ninguno le habla, asý bive pena.

Hagole andar assy a la melena

mucho maginado que quiere moryr,

maldize la vida que ha de bevir,

cobdiçia meterse deyuso ellarena.

 

XVII

Por esto y por ál que podría dezir

deves ver quanta es mi amargura,

que hago passar y rrezio gemyr

al qu’es desterrado do no han d’el cura.

Por ende, señor, con muy gran soltura

me deves agora ya dar lo mejor,

ca segúndo las otras, lo mýo es peor,

júzgalo assý por la tu mesura”.

 

Nos describe el destierro como el mayor sufrimiento y se considera la pena de exclusión la  más dura de todas,  por la soledad del desterrado y la dificultad de ser acogido en el lugar en  el  que tiene  que refugiarse; por eso refiere insistentemente el deseo de muerte que les invade a los desterrados al final de las estrofas XV y XVI :

“…mucho maginado que quiere moryr,

maldize la vida que ha de bevir…”

 

 Sin embargo, las causas, las consecuencias y  efectos colaterales  derivados del destierro y del exilio   pueden ser múltiples y complejos.

(Es conveniente sustituir Castilla por España para situarnos en la perspectiva de algunos autores)

JUAN NICASIO GALLEGO  se refirió así los desterrados por la primera represión fernandina:

Otros, ausentes de la patria amada,

el agua beben de extranjeros ríos,

mil veces con sus

lágrimas mezclada.

 MIGUEL  DE UNAMUNO  publicó el Romancero del destierro en 1928; y ese mismo año inició su Cancionero. Allí dejo anotado:

Bajo el cielo de la patria

os pudrís en un desierto,

mientras yo vivo mi España

bajo la patria del cielo.

 

Y es que el desterrado Unamuno se llevaba en su ánimo a España consigo y el deseo de volver.  En el primer verso del soneto XXI  nos dice: “Ya sé lo que es el porvenir: la espera”.

 En JUAN RAMÓN JIMÉNEZ  aparece alguna vez el tema del destierro, trocando su melancolía en desvelo existencial:

¡Mis ojos abiertos!
¡Llevadme a la mar,
a ver si me duermo!
Mientras estén lejos,
no se han de cerrar
mis ojos abiertos.

Llorarán recuerdos,
hasta hacer un mar
de llanto y deseo.

 JUAN REJANO  no tiene suficiente para aplacarse  con la melancolía y siguen vinculando hasta el final su proyecto vital con el retorno a España.  Así lo afirma en el soneto titulado “Estoy bajo tu piel”:

No vivo en ti, no vivo en mí, no vivo

sino ardiendo entre llama y luz de ausencia,

presente sobre el tiempo y la impotencia

de esta raíz que tiene el ser cautivo.

¿Quién doblará este agudo acero altivo

–morir en ansia tuya de existencia–

si escrita está en tu entraña la sentencia

que una vanguardia hará del fugitivo?

Por el aire, la luz, la nube, el sueño,

por el lamento de los ríos, dueño

de su vuelo mi cuerpo en ti despierta.

Mírame aquí, lejana España mía,

devanando en tu imagen mi agonía,

madura la pasión, la sangre alerta.

 

Murió en México en 1976, cuando estaba planeando  regresar a España donde  él quería morir y ser enterrado. En su último e inacabado poema escribe:

España, España

/ Acércame tus labios… Estás a un vuelo de mi sed.

Me muero

/ por besar tus olivos

 

 En RAFAEL ALBERTI  conviven  una fuerte nostalgia, por un lado, y una sed de experiencia vitales, por otro; la presencia de España en su obra es en sí un compromiso explícito. En una versificada Carta abierta a los poetas de la España peregrina, proclama:

No por pasar los años lejos de ti se olvida,

España dura y dulce, que es tuya nuestra vida.

Todo te lo debemos, y no podemos darte

como pago la triste moneda de olvidarte.

————————

Los desterrados y exiliados nos hablan con toda la gama de matices  de sentimientos tales como:

Soledad, nostalgia, melancolía, padecimientos varios, desarraigos, aventuras vitales, dolor, deseo de retornar y   esperanza del retorno.

Son los sentimientos esculpidos con sobriedad en la estatua de Mecerreyes.

El Cid . Mecerreyes. Burgos

NB: para mayor y mejor información es aconsejable  la lectura de los documentos citados a continuación, de los cuales he extraído textos e ideas para componer el escrito anterior.

1.- Asenjo González, María. «La exclusión como castigo. La pena de destierro en las ciudades castellanas a fines del siglo xv». Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, N. 18 (2012-2014): 63-693, DOI:10.14198/medieval.2012-2015.18.02

2.- CON EL MAR POR MEDIO Antología de poesía del exilio español. Ésta es una publicación de la Delegación Azcapotzalco y Para Leer en Libertad AC. brigadaparaleerenlibertad@gmail.com www.brigadaparaleerenlibertad.com Cuidado de la edición: Alicia Rodríguez y Santiago Flores

3.- https://www.eldiario.es/escolar/cid-mito-realidad_132_5556604.html

POSTDATA:

«¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo vivo es lo que yo allí descubro, pusiéralo o no Cervantes, » UNAMUNO

Todas las interpretaciones son válidas y dignas de respeto

Como  autor  “que empaqueta y presenta, con mayor o menor éxito, informaciones propias y ajenas”, me he  permito publicar, con  atrevimiento y  desfachatez, las mías.

¿Por qué no escribes y añades tus interpretaciones o tus opiniones?

 

ATRÉVETE.

 

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