LA MANO. 2020
P
LA MANO.
DE LO FUNCIONAL A LO SIMBÓLICO
Fernando Herrero Rojo
En Mecerreyes existe la escultura de una mano, obra de Ángel Gil. Es una mano separada, aislada, del cuerpo. En posición vertical, hincada y asentada directamente en el suelo, sin pedestal ni aditamento interpuesto, buscando la luz, el viento y el firmamento. Pueden apreciarse a simple vista la piel rugosa y las venas marcadas.
1.-LA MANO DE MECERREYES HABLA: porque la mano es símbolo y comunicación.
La mano, desde los tiempos prehistóricos, ha sido un símbolo constante en las expresiones artísticas de todas las culturas.
En cuanto símbolo tiene por función transmitir significados y conceptos abstractos o complejos difíciles de expresar en el lenguaje cotidiano.
Por ser la parte del cuerpo humano donde la mente y la psique se reflejan puede transmitir y exteriorizar lo oculto del hombre; la mano habla a través de sus gestos y posturas sobre lo que la psique siente y hace: actividades, actitudes, sentimientos y emociones.
La mano aislada del cuerpo representa al hombre invisible que la sustenta y le suplanta.
2.- ¿QUÉ NOS DICE LA MANO DE MECERREYES?
El artista es el autor de la escultura pero no el dueño del mensaje. Una vez que el artista deja su obra a la consideración del público, éste pasa a ser dueño de la interpretación. Sobre todo si no hay un texto de su autoría que la acompañe y nos explicite la intención comunicativa. Por su carácter simbólico, lo que no se ve importa tanto como lo que se ve.
La escultura de la mano se transforma en un lenguaje abierto que sugiere más que explica. Pretende convertir su imagen en preguntas e interpelaciones para el espectador, porque la sola presencia de la mano nos interroga y cada espectador está obligado a responder en función de su percepción particular. Lo importante no es lo que el escultor dice o quiere decir sino lo que el espectador entiende.
A configurar el lenguaje del simbolismo de la mano y nuestra percepción del mensaje nos ayudan ciertos elementos constitutivos de la escultura así como la relación entre ellos.
Tres elementos, entre otros posibles, captan nuestra atención:
• El sustrato de donde nace directamente la mano: el suelo de Mecerreyes. EL ORIGEN
• la dirección de la mano hacia el cielo, hacia el aire. LA POSTURA
• y El GESTO
3- UNA INTERPRETACIÓN DE LO SIMBÓLICO: EL ORIGEN, LA POSTURA Y EL GESTO.
3.1- EL ORIGEN
La mano surge de la tierra a la que está directamente unida. No hay elementos que interrumpan esta continuidad. Nace de las entrañas de la tierra de Mecerreyes, el espacio vital en el que el hombre guileto ha desarrollado y conformado su historia a lo largo del tiempo. De esta tierra recibe los nutrientes que a través de las venas la vivifican.
Por origen y alimentación se trata de una MANO GUILETA.
Y por tanto es memoria del entorno en el que ha vivido, es memoria de lo que ha sentido y es memoria de lo que ha fabricado y de todo lo que ha tocado. De lo bueno y de lo no tan bueno.
El poeta Pedro Salinas recuerda en estos versos:
“Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.”
3.2.- LA POSTURA
La mano surge de la tierra y, en posición vertical, firme y decidida, apunta y señala al cielo, al universo, a todos los mundos, como si pretendiera llegar a ellos. Es el destino que desea. La verticalidad no es una huida del origen; al contrario, se afianza en el pasado histórico porque sin él no sabríamos quiénes somos. Es una mano limpia que renuncia a ese narcisismo, malsano e inútil, que nos induce a mirarnos el ombligo y alimentar absurdamente un ego, que, en no pocas ocasiones, se convierte en el germen de nacionalismos tribales y excluyentes.
“¿Quién podría decir que es suyo el viento?
(…) dad al aire mi voz y que en el aire
sea de todos y la sepan todos”. (Claudio Rodríguez)
La postura vertical dirige nuestra atención al destino, al universo, al mundo, a todos los mundos.
3.3.- EL GESTO
Esta verticalidad finaliza rematada por el gesto de una mano abierta y vacía que no tiene objetos entre sus dedos. Éstos, separados entre sí, armoniosos e ingenuos, parecen explorar y acariciar el espacio y el viento. Conforman un gesto suave y puro, pleno de candidez, de bondad y generosidad. No quieren asir nada; simplemente quieren ofrecer al aire todo lo que esa mano recuerda y lo que ha tenido en ella. A través de ese gesto noble, como gesto de bendición, de liberación de lo que han tenido, se desnuda de odios y rencores a la búsqueda de un prójimo sin fronteras, para hacerle partícipe de la cultura y la historia guileta.
El papa Francisco afirma en su encíclica F.T.: “toda cultura sana es abierta y acogedora por naturaleza, de tal modo que “una cultura sin valores universales no es una verdadera cultura”
.
El simbolismo del gesto también nos habla de una mano sin fronteras, abierta al mundo, para formar parte de la humanidad: es una mano colaborativa y cooperativa.
La cooperación social es nuestra clave para la supervivencia. No ha sido la fuerza de las manos ni sus habilidades las que han hecho sobrevivir al hombre como especie; ha sido la colaboración quien nos ha hecho fuertes y resistentes a los peligros. (Harari)
La mano guileta, cooperadora y colaborativa, bondadosa y generosa, se ofrece al mundo y sale al encuentro de otras culturas y de otros seres humanos para intercambiar y compartir con ellos sus fraternales sueños. porque…
“solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos» (el papa Francisco en su encíclica f.t.)
¿Y a ti de qué te habla la mano? ¿Cuál es tu interpretación?
POSTDATA:
«¿Qué me importa lo que Cervantes quiso o no quiso poner allí y lo que realmente puso? Lo vivo es lo que yo allí descubro, pusiéralo o no Cervantes, » UNAMUNO
Todas las interpretaciones son válidas y dignas de respeto
Como autor “que empaqueta y presenta, con mayor o menor éxito, informaciones propias y ajenas”, me he permito publicar, con atrevimiento y desfachatez, las mías.
¿Por qué no escribes y añades tus interpretaciones o tus opiniones?
ATRÉVETE.
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